Minimalismo: Qué es y en qué lo ha convertido la gente

 De acuerdo con una publicación de diario La Vanguardia, el minimalismo consiste en reducir todo a lo esencial y eliminar lo sobrante en la vida. Sin embargo, como cualquier otra corriente, ideología, movimiento y demás, a la larga la gente acaba creando su propia versión del significado de minimalismo, incluso crear ciertas subcorrientes.

No soy una especialista en este tema y tampoco vengo a hablar de mi versión del minimalismo, pero sí vengo a tratar algunos aspectos que parece que la gente olvida cuando decide practicar el minimalismo. ¿Y qué tengo yo de especial? Bueno, pese a que seguro que no soy la única en el mundo, si vierais mi habitación, muchos me diríais "chica, tu no eres nada minimalista, tienes un montón de trastos", y ahí está el problema: el minimalismo no consiste en tener una habitación vacía, sino una habitación/casa/espacio con lo que realmente es importante para ti.

La gran mayoría de objetos presentes en mi habitación se pueden subdividir en: objetos funcionales, recuerdos y creaciones mías (sí, me encantan las manualidades, pintar, trabajar con cerámica...). Y aun así, cada año consigo hacer limpieza pese a no obtener nuevos objetos.

Si me preguntaran cuando empecé con el minimalismo, no podría poner fecha de inicio, pues pese a la limpieza de mi entorno y al no acumular nuevos objetos, siempre encuentro algo que quiero desechar, donar o renovar para darle un nuevo uso; y es que el minimalismo no consiste en vivir sin objetos materiales, sino sólo con lo necesario, y no, lo necesario no tiene porqué ser una cama y una cómoda, sino todos aquellos objetos que percibimos como nuestros, que no nos dan sensación de desorden, que no estorban, que nos representan, que nos dan paz... 

Los objetos dignos de ser desechados (donados, regalador, tirados a la basura...) son aquellos objetos rotos (aunque siempre procuro rescatar piezas), ropa con la que no nos sentimos cómodos, aquellos que restan en vez de sumar, aquellos que por un motivo u otro no podemos mantener, aquellos que representan una parte de nosotros o una época con la que queremos romper, aquellos que sabes que si desaparecen no los recordarás tras unos meses...

Me habría gustado poner otra foto... Pero durante mi preadolescencia estuve obsesionadas con las culturas antiguas y compré con mis ahorros algunas figuras de resina que representaban dioses y monumentos de la época... a día de hoy solo conservo un puñado de estas figuras y todas por una razón muy especial. En su momento tomé una fotografía de una esfinge de resina, pero no la encuentro, y esa es una de las tantas figuras que acabé donando a tiendas benéficas.