Regresar después de un viaje

     Me gustaría soltar una especie de poema en prosa, como muchos hacen en sus blogs, respecto a la vuelta de un viaje, pero ya sabéis que aquí prefiero darle un enfoque más práctico a mis ideas (lo que no significa que algún día me pueda poner cursi). En fin, muchos posts que tratan sobre el regreso a casa tras un viaje, suelen hacer referencia a viajes largos, de meses, y a lo aprendido a la larga, una información también valiosa, no vamos a negarlo; sin embargo, he podido apreciar que muchos no hablan del choque que supone la vuelta a casa tras un viaje corto, hay quienes simplemente dicen "me he encontrado a mi mismo este mes estando en Camboya" (que wtf, como te has encontrado a ti mismo en Camboya, a no ser que tenga raíces de ahí o que parte de tu familia haya vivido en largo tiempo por ahí, no no entiendo y me suena más a postureta). No puedo hablar de viajes largos, pues nunca he realizado viajes de meses y no contemplo esta posibilidad a corto plazo, mis viajes siempre han oscilado entre los 5 días y las dos semanas.

    Pese a que mis viajes no han durado tanto como los de otros bloggers de internet, debo decir que la vuelta tras un viaje es un momento clave que me gusta meditar incluso antes de iniciar el viaje, pues un viaje supone romper durante ese tiempo con la rutina y por lo tanto, es una buena oportunidad para iniciar proyectos una vez regresamos, sobre todo si nos cuesta romper con la rutina. No hay misterios sentimentalistas hippies a lo que supone volver de un viaje, solo el hecho de que has trastocado tus horarios durante un tiempo mayor o menor y por ello es más fácil incorporar una nueva rutina.

    Claro que no es estrictamente necesario salir de la ciudad para hacer este resert, basta disponer de una semana que vaya a ser completamente distinta a nuestras jornadas corrientes, para intentar aplicar dicha transformación.

Globo con forma de jarra de cerveza que salió volando durante un rodaje en el que participé recientemente. Ese día se me trastocó todo.